viernes, 29 de junio de 2018

ORGULLO
No sales de tu encierro
Porque sientes hostil el mundo
Declarástelo así de inmundo
Asistiendo así a tu propio entierro
Cierto que media verdad tienes
Porque razones hay a la vista
El dolor de la vida es artista
Y a crear tu propia verdad vienes
La otra media verdad
Estaría también a tu alcance,
Mientras Clarín avance
La matará sin piedad
El sentido común bastaría
Ver tu hermano sin valor
En tu corazón no hay ardor
El temor de ser él vencería

domingo, 24 de junio de 2018


«No temáis: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán» (Mt 28,10)
Liturgia Vigilia Pascual
Inicio misionero de la Iglesia

Estimado hermano católico

                                   Con gran preocupación, y luego de haber meditado un rato tratando de escrutar si no me mueve un espíritu de presunción, te escribo confiándote y sobretodo pidiéndote un gesto de reflexión sobre la actualidad de nuestro testimonio eclesial. Y no es que también yo necesite algo así, pero más lo necesita un -pueblo de Dios, perplejo y descreído -en parte al menos- de nuestra Iglesia. Me ha llegado en nuestros días, para conocimiento, de una cristiana con buen compromiso, una “invitación” a la apostasía en Argentina, como la que se hizo en España años atrás con motivo del sustento económico del Estado a la Iglesia Católica. (http://www.apostasia.com.ar/). Es muestra de una reacción mezcla de errores con cosas ciertas.

                                   Pero dos hechos eclesiales, de entre muchos buenos y malos, han llenado mi corazón de profunda tristeza y preocupación. Cierto es que éstas situaciones han sucedido y seguirán sucediendo a todo lo largo de la historia, y la Iglesia seguirá siendo la misma Esposa de Jesús, Santa y Pecadora en un tiempo. Los dos hechos son los del Próvolo en Mendoza y el “empujón” del Párroco de la Catedral de La Plata a una estudiante excedida en sus festejos.

                                   Pero la tristeza y preocupación que me embargan no provienen tanto de los hechos en sí, suficientemente graves (y repetidos), sino más bien de un discurso de la Iglesia basado en que nuestra Misión de Seguidores de Jesús es por lo que somos y no por lo que hacemos… desconociendo una distancia cada vez mayor del modelo de vida concreto propuesto por nuestro Señor. Veo una acentuación exagerada en nuestra dignidad de bautizados, de consagrados, de santificados, de Resucitados…, y creo ver en una línea coherente con la teología de “por la obra obrada”, independientemente de las formas que la acompañen (testimonio de vida). Nuestra teología eclesial del momento, acentúa mucho más los símbolos que la realidad misma, la afirmación de nuestro papel simbólico que nuestra realidad de servicio. Al decir de Pedro Casaldáliga: “mucho más amantes de la estética que de la ética”

                                   ¿Será que la cultura “posmoderna” se nos ha colado en la teología y en nuestra manera misma de vivir la fe? Basados en lo que esperamos, ¿construimos la imagen y gestos que la fundamentan y realizan? Hemos afirmado más lo que ha realizado en nosotros Jesucristo de una vez para siempre, que la escucha del envío a continuar con su obra redentora que nunca termina de realizarse en nuestra historia. Y aun en nuestras frases motivadoras gustamos más de las afirmaciones que los objetivos que deben movernos. En nuestras expresiones hemos cambiado las formas programáticas por afirmaciones testimoniales aunque estén totalmente alejadas de la realidad; otros muchos ejemplos más de nuestra autoimagen (y autocomplacencia) han sustituido al ponernos en camino hacia el origen del comienzo de nuestra fe (Galilea): y marchar con Jesús hacia la Cruz y la Pascua. La santificación de Monseñor Romero (y deseamos la próxima de Mons. Angelelli) es el gesto del Espíritu para mostrar el camino de asumir el momento histórico actual. Es el recuerdo de las verdades de Jesús asumiendo en su momento histórico, la realidad la historia de toda la humanidad.

                                   Por ello es que creo que muchos de los cristianos que construimos nuestra fe y, en base a las enseñanzas mismas de la Iglesia, cristalizándola en la línea de su Doctrina Social y del Concilio Vaticano II necesitamos y, dentro del respeto que nos merece, exigimos, que en la Iglesia se cultive más la humildad de no ser siempre los testigos de la fe que proclamamos; se practique la coherencia entre la realidad y los gestos que realizamos en nuestras liturgias, y se muestre mucho más la fraternidad que nos une entre nosotros, la fraternidad que debe unirnos con los privilegiados de Jesús, para los que muchas de las opciones de una religiosidad afirmativa y gestual, ha dejado de ser anuncio de un Reino de Justicia y de Paz. Otro tanto podría decirse de opciones eclesiales que más nos acercan de una clase política que más se ha acercado a las injusticias del mundo que a la propuesta de Jesús de un Mundo Nuevo. Vayan como más ejemplos la manipulación que se ha hecho de un tema tan querido por la Iglesia, como lo es la defensa de la vida, llevando torpemente a identificar una línea política con la postura eclesial. La no distinción de delitos de “lesa humanidad” de los delitos comunes, con una posibilidad de ejercer la violencia en nombre de Dios… y en bien de la Justicia.

                                   Desea mi corazón una Iglesia que de la Celebración del triunfo de Jesús sobre la Muerte, se realice en ella -un poco más- la generación de un mundo de Justicia y de Paz

                                   Haciendo votos de no pretender decir nada que no esté claro dentro de la Iglesia, pero reforzando alguno de estos aspectos, te saludo deseándote los mejores deseos en esta Pascua del Señor.


Pereza
Al cotidiano acostubrar
Lo gustado ya, gustar
Al novedoso no desafiar
Tu comida no preparar
La sumisión aceptar
del solo perder o ganar
"Esto siempre fue así" resignar
"Vendran tiempos mejores" esperar
Lo cercano de tu vibrar
A lo ya vivido acomodar
A trascenderte negar
A tus verdades claudicar
Cediendo tu mirar
Cediendo tu valorar
A tu libertad renunciar
Pereza de vivir lo has de llamar
SOBERBIA
Sabés por qué es tan difícil vivir en paz?
Muchos creen que sus necesidades crean derechos absolutos.
Muchos creen que sus derechos no se regulan más que por su fuerza de imponerlos.
Y otros creen que pueden regular las necesidades y el derecho de los demás (y los propios sobretodo), sin que exista acuerdo social.

¡No matarás!

Carta abierta las autoridades de mi patria Argentina y particularmente a las fuerzas de seguridad.
DIA DE LA BANDERA, Día de Belgrano, Padre de la Patria
Quinto Mandamiento de la Ley de Dios: “No matarás” (¡No reprimirás!)
La Democracia, el mejor de los modos de gobernar los pueblos hasta ahora conocido, y así proclamado desde los griegos en adelante, encuentra a nuestra Argentina en un momento difícil de digerir…
El respeto debido a las autoridades es también una de las verdades proclamadas desde que el mundo es mundo, y así también los proclama Jesús cuando le presentaron la moneda del César. Y el respeto se transforma en obediencia cuando el que gobierna ejerce su mandato según los contratos sociales plasmados en las leyes, particularmente la “Constitución” del país. Las leyes son dictadas por representantes elegidos por el pueblo. Y el poder judicial deberá juzgar si estas leyes son acatadas por todos: gobernantes y pueblos. Si no se obedecen las órdenes de los que gobiernan según las leyes dictadas, y los que deben juzgar decretan que es ilegal tal o cual comportamiento, se habilitan los medios (proporcionales a las causas) para que el poder de la fuerza ponga las cosas en su orden. Síntesis de cómo debieran funcionar las cosas.
Por sobre todas ellas, y los compromisos que fue generando la humanidad en su afán de que los países cumplan sus ordenamientos internos y leyes saludables “universales” se crearon éstas que alcanzan lo que se llama “rango constitucional”, y que no pueden ser derogadas. Pero la humanidad tiene otra Ley, ya no dictada en piedras sino en el corazón del hombre, a la que debe obediencia plena. Para el ateo será su sagrada conciencia, y para el creyente, la Ley de Dios. De éstas leyes surge la más universal y absoluta: “no matarás”.
En su predicación, Juan el Bautista contestaba así sobre lo elemental para recibir al Mesías:
"La gente le preguntaba: «¿Qué debemos hacer?»
11. Él les contestaba: «El que tenga dos capas, que dé una al que no tiene, y el que tenga de comer, haga lo mismo.»
12. Vinieron también cobradores de impuestos para que Juan los bautizara. Le dijeron: «Maestro, ¿qué tenemos que hacer?»
13. Respondió Juan: «No cobren más de lo establecido.»
14. A su vez, unos soldados le preguntaron: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?» Juan les contestó: «No abusen de la gente, no hagan denuncias falsas y conténtense con su sueldo.»"
Evangelio según San Lucas, capítulo 3
En nuestra Patria, al crear Belgrano su Bandera, nuestra azul y blanca, tenía en su mente todas estos ideales y la concepción de que estas verdades se plasman en un territorio llamado “Patria” y en sus Leyes. Podía hacerla flamear y hacerla jurar por su ejército porque en ella concebía una Patria Libre y Autónoma del poder extranjero. Y en nombre de los más altos valores de su fe y de su Patria, hizo jurar el servirla hasta dar la vida por ella. Así actuó, no fusiló a quienes venció en la Batalla de Tucumán como podría haber hecho y era habitual. Pero tampoco obedeció cuando le ordenaron bajar a Buenos Aires para actuar en las luchas fratricidas.
No menos honorable ha sido San Martín, que nunca aceptó utilizar su ejército para las guerras internas del país, teniendo como verdad fundamental la libertad de la Patria Grande frente a los imperios europeos y egoísmos del Puerto.
La Patria no es solo una integridad territorial, es su gente y la cultura que le da identidad y solidaridad.
En las últimas décadas, las instituciones del país, particularmente las fuerzas de seguridad del país han sido blanco de una agresión cultural formidable, poniéndolas al servicio de los poderes concentrados de la “globalización”, que no miran ni parece importarles las naciones, ni su gente, ni menos sus particularidades culturales ni identidad; su máximo interés son los recursos naturales y una oligarquía que les garantice su expoliación. Cargan sobre esa oligarquía (a la que seducen con grandes privilegios exclusivos) la obligación de mantener “la paz social” pero sin beneficios para la gran mayoría de sus habitantes. Por ello necesitan someterlos por la fuerza cuando no alcanza el convencerlos que deben ser sumisos a su poder y privilegios.
Es por eso que debemos hacer un fuerte llamado al patriotismo de cada uno de los que poseen responsabilidades en las instituciones de la Patria, frente a una nueva agresión imperial sobre la Patria Grande Latinoamericana y Caribeña, y sobre el mundo entero… Y por sobre todo, a las fuerzas de choque para con los habitantes, que son los hermanos de este suelo.
La “obediencia debida” concebida como un abosoluto es un concepto que la ética universal y la Iglesia Católica en particular no han aceptado nunca, por el contrario siempre cuando se habla de la obediencia, se añade “según las constituciones” porque no se puede desconocer las leyes superiores; y hasta en la guerra se habla de “crímenes de guerra” porque hay una ética aún para ella.
Por ello te pedimos, hermano investido de cualquier poder, nunca lo ejerzas fuera de la ley, y recuerda que Jesús decía, es preferible (imperioso) obedecer a Dios antes que a los hombres. Antes de reprimir o matar a tus hermanos piensa que un día la Patria y Dios te pedirán cuentas.
No aceptes reprimir a tus hermanos. Exige que tu obediencia se oriente al bien patrio común y compartido por todos sus habitantes.
La Virgen de la Merced, Generala del Ejército Argentino, desde el Evangelio les dice:
“Hagan lo que Él les diga” (Jn. 2,5)

Política y pobreza

Aunque lo sigo en prácticamente todos sus comentarios, algunas cosas las veo distintas. La carta está muy focalizada en el presidente, cuando en realidad es todo un grupo el que actúa del mismo modo. Macri no va renunciar... y si renunciara muy probablemente asuma alguien peor. Democráticamente debería ser el Congreso el que le haga Juicio Político, cosa que no va a suceder al menos por ahora. Por lo que el camino democrático para destituirlo está cerrado. Mucho menos es posible el camino de la violencia, porque iría a un fatídico genocidio. La única salida es el convencimiento de cada vez más un número mayor de Diputados y Senadores, que presionados por el pueblo y los rotundos fracasos, cambien la cabeza... Pero todavía un buen grupo del pueblo (y muchos de nuestra Iglesia), es ciego y sordo a los reclamos de nuestros hermanos más pobres y alimentan esperanzas vacías que tardarán en apreciarlas del todo en su propia situación. El problema no es Macri, es el pueblo que lo apoya... Hay mucho que soportar todavía...

¡No paguemos la luz!

Un veto que indigna la Democracia:
NO PAGUEMOS LA LUZ
El Paro es poca cosa
DESOBEDIENCIA CIVIL:
Qué es? Wikipedia te lo cuenta
Desobediencia o desobediencia civil se define como el acto de desacatar una norma de la que se tiene obligación de cumplimiento. La norma que debería obedecerse es, por lo general, una norma jurídica, o en todo caso cualquier norma que el grupo en el poder considera investida de autoridad en el sentido de que su transgresión acarreara inevitablemente un castigo.1​ La desobediencia puede ser activa o pasiva. El término "civil" hace referencia a los deberes generales que todo ciudadano debe reconocer, legitimando así el orden legal vigente. En otras palabras, "civil" indica que el objetivo principal de la desobediencia es traer cambios en el orden social o político que afectarían la libertad de los ciudadanos.
La desobediencia civil puede definirse como "cualquier acto o proceso de oposición pública a una ley o una política adoptada por un gobierno establecido, cuando el autor tiene conciencia de que sus actos son ilegales o de discutible legalidad, y es llevada a cabo y mantenida para conseguir unos fines sociales concretos".
Para que un acto se clasifique como de desobediencia civil, se necesita que la acción se haga públicamente, que sea ilegal o que así lo clasifique el poder, y que al mismo tiempo quien cometa el supuesto delito esté consciente de sus acciones y motivos.
Definición
La desobediencia civil es una forma de disidencia política consistente “en una quiebra consciente de la legalidad vigente con la finalidad no tanto de buscar una dispensa personal a un deber general de todos los ciudadanos, sino de suplantar la norma transgredida por otra que es postulada como más acorde con los intereses generales. Intereses que, no obstante, han de ser identificados a través de un procedimiento democrático de formación de la voluntad”.2​
En otros casos la desobediencia o desobediencia civil se define como el acto de no acatar una norma de la que se tiene obligación de cumplimiento. La norma que debería obedecerse es, por lo general, una norma jurídica, o en todo caso cualquier norma que el grupo en el poder considera investida de autoridad en el sentido de que su transgresión acarreara inevitablemente un castigo. La desobediencia puede ser activa o pasiva. El término "civil" hace referencia a los deberes generales que todo ciudadano debe reconocer, legitimando así el orden legal vigente. En otras palabras, "civil" indica que el objetivo principal de la desobediencia es traer cambios en el orden social o político que afectarían la libertad de los ciudadanos.
La desobediencia civil puede definirse como "cualquier acto o proceso de oposición pública a una ley o una política adoptada por un gobierno establecido, cuando el autor tiene conciencia de que sus actos son ilegales o de discutible legalidad, y es llevada a cabo y mantenida para conseguir unos fines sociales concretos".
Para que un acto se clasifique como de desobediencia civil, se necesita que la acción se haga públicamente, que sea ilegal o que así lo clasifique el poder, y que al mismo tiempo quien cometa el supuesto delito esté consciente de sus acciones y motivos.
Los actos de desobediencia civil buscan no la afirmación de un principio en la esfera privada, sino una llamada de atención a la opinión pública sobre el hecho de que una ley o política sancionadas por las autoridades están conculcando un principio de índole moral. En adición, "la desobediencia civil se debe dar a conocer a los representantes de orden público de una manera que se sientan identificados sobre la cuestión por la que van a luchar y sus fines deben ser públicos y limitados. Su objetivo manifiesto no puede ser el beneficio particular o económico; debe guardar cierta relación con una concepción de la justicia o del bien común."1​
Otra forma de definir la desobediencia al Derecho (aunque en el fondo con un sentido similar), sería la siguiente: "Entiendo por desobediencia civil en sentido amplio aquellas formas de insumisión al Derecho motivadas por consideraciones políticas o morales que, no obstante ilícitas, guardan una mínima lealtad constitucional, es decir, aceptan el sistema de legitimidad democrático como el más correcto para la adopción de las decisiones colectivas".3​
En primer lugar, el término "civil" hace referencia a los fines perseguidos por los activistas: son fines políticos, de cambio social. La desobediencia civil es una acción deliberada e intencional. El progreso moral o político se perciben como la consecuencia, como el efecto buscado por los desobedientes. Y para ello es lógico que los activistas utilicen las tácticas y estrategias que mejor se ajusten a sus fines. Pero esta pretensión de cambio se enmarca en el reconocimiento de los deberes generales del ciudadano en una sociedad libre. Y en particular en la lealtad hacia las reglas del juego del orden constitucional: la desobediencia civil no es revolucionaria, ni pretende imponer su criterio a la mayoría, sino que respeta las reglas democráticas de cambio político.4​
En segundo lugar los desobedientes actúan por motivos morales. Consideran que las normas que rechazan son normas arbitrarias u odiosas, que repugnan a la conciencia del ciudadano. La desobediencia civil es una expresión de responsabilidad personal por la injusticia, refleja el compromiso de no colaborar ni someterse a prácticas y normas injustas.4​
En tercer lugar, la desobediencia civil es siempre pública y abierta. Los activistas buscan influir no sólo en sus gobernantes, sino también (y sobre todo) en la opinión pública. Por ello la desobediencia civil suele ser, asimismo, colectiva, y no individual. La publicidad es un medio de persuasión, y no de coacción. Es en este sentido que ha podido decirse (Rawls, Habermas) que la desobediencia civil es una forma de discurso público, con una función pedagógica.5​
En cuarto lugar, los desobedientes están dispuestos a asumir las consecuencias legales de sus actos, y a aceptar el castigo previsto para ellos. Quien acepta pacífica y disciplinadamente la sanción que conlleva su comportamiento ilegal está afirmando con ello su respeto por el conjunto del ordenamiento constitucional y por las reglas del juego democrático. La aceptación voluntaria del castigo sirve, además, para diferenciar la desobediencia moralmente motivada de la infracción interesada u oportunista.6​
En quinto lugar, la desobediencia civil es pacífica y no violenta. Esta condición debe entenderse como una voluntad de minimizar los daños y de restringir el uso de la fuerza en todo lo posible. El uso descontrolado y masivo de la fuerza física es incompatible con la desobediencia civil.5​
"Los actos de desobediencia civil son parte de un estado de derecho democrático que se desarrollan en sociedades maduras", que logran crear conflictos dejando saber que las leyes e instituciones que están establecidas legalmente pueden fallar en algún momento. Esto abre espacio a la creación de interpretaciones distintas a las existentes, que intentan exponer para que sean consideradas justas.7​ Desde la perspectiva de la desobediencia civil, es discutible la opinión de que todo acto que vaya en contra de la ley es siempre un acto ilegal que merece ser castigado.1​
Tal vez una de las razones por las cuales el tema de la desobediencia despierta la sensibilidad y suspicacia de vastos sectores (especialmente de aquéllos vinculados a los diferentes ámbitos del poder), sea el hecho de que se encuentra ampliamente extendida esa conceptualización que define a la relación política como una relación de “mando y obediencia” en donde la pregunta por el fundamento de la legitimidad del poder queda desplazada por el énfasis en la consideraciones como un hecho desprovisto de valoraciones.7​
Características
Rasgo característico de la desobediencia civil es su ejecución de forma consciente, pública, pacífica y no violenta, manteniendo una actitud de protesta contra la autoridad con el fin de rectificar los errores que ésta haya cometido, a juicio de quienes protestan.
En un sistema democrático, el desobediente civil viola la norma como medio de apelación a la mayoría para que ésta rectifique, aunque siempre recurriendo, en la expresión de la protesta, a los mismos principios constitucionales a los que la mayoría recurre para legitimarse. En el marco de sistemas no democráticos, la desobediencia al derecho con motivación política se hace, más bien, al amparo del derecho de resistencia".

Punir no es educar

PUNIR NO ES EDUCAR: EMERGENCIA VIAL EN VILLA MARIA
¿"CIUDAD DEL APRENDIZAJE"?
Es una lástima que la orientación de las acciones que aparecen sean acordes a "mano dura". El problema, si es educativo, ha sido responsabilidad de las autoridades por omisión.
En la práctica, las consecuencias inmediatas, se reducirán a lo punitivo, lo económico....
Cuando a un árbitro se le va un partido de las manos, ya es tarde, se arruinó el partido.
Veamos las consecuencias inmediatas previsibles: cientos de autos y motos al corralón municipal, cientos de personas, entre ellas el que suscribe, lamentando (en línea de mínima) que la única educación de la que son capaces nuestras autoridades sean los palos al pueblo, sobretodo los más vulnerables.
Aporto algunas ideas para la solución del tema de seguridad:
1. Uno de los temas principales, es independizar el tema de la seguridad vial de la recaudación municipal. Para ello sugiero que la TOTALIDAD de lo recaudado por multas, se destine exclusivamente al sistema de seguridad vial y educación (agentes, vehículos, cartelería, spots televisivos, etc). Sin que vayan a rentas generales.
2. Que se actúe según los diagnósticos de accidentes. Si bien todos los temas son importantes, que se ponga el acento sobre los accidentes más comunes y más luctuosos. Y tanto las multas como otros modos de punición estén proporcionados a la gravedad de las consecuencias dichas.
3. Que los vehículos municipales, dependientes de la gestión municipal y el resto de los vehículos que participarán en los operativos, sean los primeros en cumplir las normas vigentes.(¿tendrán hecha la verificación vehicular?)
5. Que deje de exigirse la verificación vehicular, instrumento inútil, costoso y que poco tiene que ver con la seguridad. Igualmente la exigencia de papeles, que se busquen otros medios distintos al retiro del vehículo. Hay medios electrónicos para la verificación del vehículo en su estado de legalidad tanto en papeles, como seguros, y autorizaciones….
6. La punición económica es resultado de falta de creatividad