OTRA MUESTRA DE HIPOCRESÍA Y CINISMO: “LLAMADO AL DIALOGO Y
COLABORACION”
Está saliendo en los medios que el gobierno ha convocado al “diálogo”,
y mañana la Ministra Staley (Desarrollo Social), ha convocado a las
organizaciones de la sociedad civil para que “juntos” se salga al cruce del “difícil”
momento por el que pasa “nuestro país”.
Esta argumentación, “cornutus” la llamaban los latinos, pone
al interlocutor en la situación que en cualquier decisión que tome o afirmación
que haga, comparte responsabilidad con el gobierno en la malaria de los pobres.
Es una idea que debe rechazarse de plano.
El deterioro de la situación social es consecuencia directa
y absoluta de las decisiones de este gobierno. Podrá decirse que el anterior
dejó cosas sin hacer, es discutible… Pero
decir ahora que todos somos culpables es una afirmación de la que no debemos
hacernos cargo los que rechazamos este modelo de hambre, exclusión y violencia
social.
Es cierto que amplios sectores de la Iglesia y de cristianos
sin pertenencia oficial apoyaron a este gobierno, y se complacieron de los
globitos amarillos en una revolución de la alegría que solo iban a gozarla los
del palco. Pero también es cierto que otros amplios sectores de la Iglesia
hemos rechazado este modelo desde antes de asumir las actuales autoridades.
Seguramente puede leerse quiénes estaban de un lado y de otro en cuestiones de
defender a los que hoy hay que “calmar”
Es por eso que pedimos encarecidamente a quienes asistirán a
la reunión de mañana 4 de julio (¡¡¡qué día!!!), que si como Iglesia, hemos de
hacernos cargo de las consecuencias del mismo por solidaridad con los excluidos
del modelo, no debemos hacernos cargo, (y con la obligación de denunciar con
toda nuestra capacidad afirmativa), que los responsables de este desastre son
las opciones políticas y económicas del gobierno actual. Y que cualquier
solución real pasa por cambiar de modelo y no de paliar sus consecuencias
para apagar el estallido que se vislumbra.
Llamar “al diálogo” y la colaboración es como provocar un
incendio para cobrar el seguro y llamar a todos los vecinos para diluir la
responsabilidad del mismo. Se negaron a dar participación hasta llegar al
destino que se propusieron, seguirán apropiándose de los recursos sociales y
del país entero, pero llaman ahora a repartir entre los estafados las migajas
que caen de sus mesas opulentas. Otra muestra de hipocresía y de cinismo.
Repetimos con todas las letras, si hemos de colaborar en
amenguar el hambre, el frío y las enfermedades hemos de hacerlo como los
enfermeros en las guerras, pero también hemos de ponernos al frente del rechazo
social a las causas que provocan las miserias a las que ahora nos llaman a “dialogar”
y “compartir”. De otro modo tendría razón Marx cuando decía que la religión es
el “opio de los pueblos”
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